16 ENE 2015.- Ser la mejor empresa para el mundo y no la mejor del mundo” es una definición adecuada para comprender una nueva filosofía que comenzaron a adoptar muchas compañías en los últimos años. Es el sistema B, la certificación B o Bcorp, según su nombre en inglés.
Una Empresa B no está determinada por el rubro, el tamaño o la facturación: es una compañía comprometida a generar un cambio, que considera en sus decisiones a los consumidores, a los trabajadores, a la comunidad, a los inversores y al ambiente. Su objetivo es combinar el negocio con aportes sociales y el cuidado del hábitat en el ámbito en el que se desarrolla.
Una tienda de alimentos, una gran empresa de cosméticos, una fábrica de té gourmet, una compañía que crea sus propios diseños a partir de desechos, una metalúrgica e incluso un medio de comunicación han conseguido la certificación en nuestro país. De las más de 30 empresas que ya forman parte de este ecosistema, 20 están radicadas en la ciudad o en la provincia de Buenos Aires.
El Sistema B plantea un compromiso real, escrito en los estatutos de la compañía. Y debe renovarse cada dos años. El desafío plantea cambio e innovación, y también compromiso.
“El sistema promueve la transición hacia economías sustentables, teniendo como prioridad el desarrollo de las Empresas B. Nacieron en los Estados Unidos (B corporation) y se extendieron a Chile, la Argentina, Brasil y Colombia, de la mano de Sistema B”, explicó Florencia Güenzani, una de sus responsables en el país.
“BLab es la fundación que creó el concepto de Empresa B y es la que certifica a nivel global. Nosotros tenemos una alianza con ellos y promovemos a las empresas B. Pero la visión de sistema B es mucho más amplia. Entre su público están las empresas”, agregó Güenzani.
La certificación es una revisión detallada de todos los procesos de una empresa que busca identificar posibles áreas de mejora y oportunidades para ser un agente de cambio. En todo el mundo hay unas 1195 empresas certificadas; 128 de ellas están en América del Sur.
LA MAYOR
Hace poco más de un mes certificó Natura, la empresa más grande hasta el momento que se ha incorporado al sistema. “Hoy somos la mayor empresa del mundo en tornarse Bcorp y la primera de capital abierto en América latina. La certificación nos dará una gran oportunidad para evolucionar constantemente en nuestra estrategia, pues creemos que podremos contribuir influyendo en empresas y organizaciones en la construcción conjunta de nuevas soluciones de negocios sustentables”, dijo Sabina Zaffora, gerenta de Sustentabilidad de Natura.
La empresa es reconocida por la producción de cosméticos respetando la naturaleza y por los variados programas de responsabilidad social corporativa, el cumplimiento de estándares internacionales y el desarrollo social que realiza. Pero Zaffora destacó: “La diferencia de la certificación B respecto de las ISO es que estas últimas sólo certifican la estandarización de un proceso específico y no de un conjunto de procesos, como lo es toda la operación de una empresa”.
Pedro Friedrich es responsable de Tonka, una metalúrgica que produce dispositivos de seguridad para la industria del gas natural. Funciona desde hace 44 años. Ya promovían acciones sociales, pero ahora están dentro del objetivo de la empresa. “Lo más importante era que teníamos que cambiar el concepto de para qué existe nuestra empresa. Simplemente para ganar dinero no nos alcanzaba. Teníamos que reinventar el propósito de la empresa: toda nuestra producción tradicional la estamos reenfocando y tiene que ver con las energías alternativas, como las instalaciones solares”, dijo a LA NACION.
Friedrich está muy contento con la decisión que tomó hace dos años. “Es increíble ver cómo cambia el humor de los trabajadores”, aseguró. “Hay productos, por ejemplo, que permiten eliminar el despilfarro del gas: 10 o 15 millones de metros cúbicos de gas por día que se pierden con la llama piloto. Desarrollamos una línea de productos que prescinde de esa llama”, agregó. Él fue uno de los impulsores del proyecto de ley que presentó la Fundación Vida Silvestre para que se incorporen al mercado y se puedan sustituir los calefones tradicionales.
La Costurera es otro de los emprendimientos que funcionan en este ecosistema que persigue la sinergia positiva. Se trata de una interfase que conecta productores, compañías o emprendedores con trabajadores textiles, aquellos que muchas veces no reciben un pago justo y en casos extremos, son esclavizados.
La idea nació cuando Roi Benítez se puso a pensar de qué forma podía generar un espacio sustentable con una actividad con la que nació. “Mi madre es costurera y a los 25 perdió gran parte de la audición de su oído izquierdo por el ruido de las maquinarias en una fábrica textil. Siguió trabajando en casa durante muchas horas con esa premisa de que más se trabaja, más se gana. Y no resultaba. La recuerdo horas y horas sentada frente a la máquina trabajando en un mundo informal”, relató Benítez.
Lo que hacen en La Costurera es producir junto a sus Unidades Productivas Asociadas (UPA). En su mayoría son talleres que se encuentran en Gregorio de Laferrère, partido de La Matanza. “La idea es destacar la importancia de su aporte en el crecimiento de nuestra organización y en la prestación de servicios de calidad. conectarse con compañías que tienen alguna necesidad de refacción o creación de un producto textil”, agregó Benítez.
El emprendimiento busca afianzarse y poder construir CASACosturera, un espacio integral de capacitación y generación de oficio textil en Laferrère. “Queremos financiar este sueño mediantecrowdfunding“, agregó Benítez. La idea y el proyecto pueden verse en http: /idea.me/projects/26257/casa-costurera.
Noticias Positivas, cuyo programa de radio se sintoniza en FM Palermo, fue el primer medio de comunicación que obtuvo la certificación, en mayo del año pasado.
“Estamos orgullosos de ser parte de la comunidad global de empresas B. Como compañía de medios no buscamos maximizar el beneficio económico sino encontrar un equilibrio que nos permita ejercer el periodismo con una línea editorial optimista para lograr el mayor impacto positivo posible. Gracias al apoyo de empresas comprometidas con la sustentabilidad y la responsabilidad social empresaria hemos podido sostener nuestro programa en Radio Palermo FM 94.7 y luego poner ese contenido online disponible en forma gratuita para que radios de todo el mundo puedan emitirlo sin ningún costo”, explicó Andrea Méndez Brandam, directora de la empresa.
“Haber logrado la certificación significa ser parte de la nueva generación de empresas; lo tomamos como un gran compromiso que, por la modalidad de recertificar cada dos años, nos desafía a analizar nuestros resultados para obtener cada vez un mejor puntaje y, por ende, un mejor desempeño social y ambiental”, comentó Graciela Melgarejo, editora general de Noticias Positivas.
Greca es otro ejemplo de las empresas que se reenfocan con un objeto social y ambiental. Este emprendimiento comenzó como una iniciativa que convertía deshechos en diseños originales. No es poco, pero a sus impulsores no les alcanzaba y comenzaron a trabajar con cooperativas de trabajadores para crear objetos. “Este año volvimos a certificar. Habían pasado dos años y quedó demostrado que la empresa es sustentable en los distintos niveles; no queda sólo en que los materiales que se usan provienen de la basura”, explicó Rocío González, arquitecta y cofundadora de Greca junto a Lucas Campodónico. Lo que a mí me mueve ahora es que tenga un impacto en serio, no sólo el aporte del diseño y la estética. El crecimiento siempre es difícil”, agregó.
PASOS PARA CERTIFICAR
El primer paso para certificar como una empresa B es el cuestionario: son aproximadamente 100 preguntas que abarcan cinco áreas de la empresa: gobernanza, modelo de negocios, prácticas ambientales, y laborales y ambientales.
Para poder seguir el proceso hay que observar cuál es el resultado que se obtuvo, que tiene que estar entre los 80 y los 200 puntos. En el caso de Natura, por ejemplo, al final del proceso la empresa obtuvo 111 puntos, una de las clasificaciones más altas en comparación con el promedio de todas las empresas B, que es de 98 puntos.
Pero lo interesante de esta herramienta es que, como es gratuita y está disponible online, comenzaron a consultarla empresas que no necesariamente comenzaron el proceso para transformarse en B.
Virginia Pittaro es directora ejecutiva de Sistema B en la Argentina y contó que hay 17.000 compañías que usan el cuestionario para evaluar su propio desempeño.
Si la intención es certificarse luego del cuestionario y de verificar el puntaje, es necesario presentar la documentación así como también una exhaustiva auditoría.
“Hoy trabajamos en tres focos: con la empresa B, compartir la idea, difundirla para que muchos puedan transitar ese camino; luego, desarrollar el ecosistema B con el sector académico, el público, el de la inversión de impacto (industria de inversores) y líderes en general, y el tercero, en el desarrollo institucional”, dijo Pittaro.
Sistema B no sólo certifica, como B Lab, sino que capacita, conecta y crea. Esta vuelta la dio Pedro Tarak, el creador de la organización, que también tiene sedes en Chile, Brasil, Uruguay y Colombia.
En este momento se trabaja en una legislación que permita que las empresas tengan un objeto social que vaya más allá del lucro. Lo que se busca es reformar la ley de sociedades para que exista la opción B.
Además de en la ciudad y la provincia de Buenos Aires hay empresas que obtuvieron el sello en Mendoza, Córdoba y la Patagonia.
Si bien el movimiento es incipiente, no para de crecer. “Es compartir una tendencia mundial de negocios, y al compartirlo se genera una empatía muy grande”, sostuvo Pittaro.
“Parece muy intangible, pero es la razón número uno por la que muchos se suman, porque ven esto como una forma concreta para materializar una nueva forma de hacer negocios”, concluyó./ LANACION.COM.AR