06 Agos 2015.- La citrícola Ayuí se presentó en concurso de acreedores, tras el fracaso de las negociaciones que llevó adelante su actual dueño, Francisco de Narváez, para vender la empresa a un grupo de capitales chinos.
La empresa solicitó formalmente la apertura de su concurso preventivo en el Juzgado N° 3 de Capital Federal, tras declararse en cesación de pagos en octubre del año pasado. Consultados al respecto por LA NACION, en el grupo Narváez prefirieron no hacer declaraciones, a la espera de que se expida la Justicia. “Entendemos que esto es una situación generalizada en toda la industria, en particular de esta zona del país”, explicaron.
El concurso de Ayuí tendrá un impacto en toda la cadena industrial y comercial de los cítricos en el nordeste argentino y en el sector aseguran que los problemas que arrastraba la empresa ya habían generado la ruptura de la cadena de pagos.
Hace unas semanas, el gobernador entrerriano, Sergio Urribarri, había anunciado junto con De Narváez el otorgamiento de un crédito por $ 20 millones para la empresa, en el marco de una operación que incluía el traspaso del control accionario de Ayuí al grupo chino Premieur.
Citrícola Ayuí nació en 1962 en la ciudad entrerriana de Concordia, y hasta la década del 80 perteneció a la familia Sambiasi, que se la vendió a De Narváez. La empresa cuenta con una superficie plantada de 1600 hectáreas en las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones, que suman más de 600.000 plantas de cítricos.
Los problemas que enfrenta se enmarcan dentro de la crisis que enfrentan la mayoría de las economías regionales. Los productores locales están muy golpeados por la pérdida de competitividad de su negocio, que vive una verdadera tormenta perfecta en la que se combinan el retraso cambiario del peso con las fuertes devaluaciones que sufrieron en los últimos meses el real en Brasil y el rublo en Rusia, principales destinos de los cítricos argentinos.
A estos factores se suma la mayor oferta de países competidores, como Perú y Sudáfrica, que están provocando una baja en los precios internacionales de la fruta.
De acuerdo con un estudio de la Sociedad Rural, las exportaciones de los principales cítricos sufrieron fuertes caídas en los últimos años. En el caso de la mandarina, en 2009 las exportaciones argentinas representaban el 6% del comercio mundial, y cinco años después su participación había caído a la mitad. Por su parte, las ventas de naranjas al exterior se derrumbaron 62% entre 2007 y 2014.
La caída de las exportaciones, sumada a la debilidad de la demanda de los mercados de jugos, además, genera un aumento de la oferta de frutas en la plaza doméstica, que impacta negativamente en los precios que recibe el productor.
Fuente: / lanacion.com.ar