10-FEB-2014 Más que nunca, apuestan a actuar en bloque. En un escenario económico incierto , los gobernadores acentúan los contactos y, por iniciativa propia, promueven acuerdos en conjunto. Los unen el instinto de supervivencia y la ilusión de generar un “ámbito” para barajar estrategias con mayor sustento político.
Con ese objetivo, encomendaron a sus ministros de Economía que se reúnan con cierta frecuencia para evaluar cómo afrontar los temas que más preocupan: negociaciones paritarias , estampida de precios y financiamiento en un año que se impone ajustado.
“Esto no es en contra del Gobierno ni vamos a sacar ningún documento”, dijo a LA NACION uno de los ministros provinciales más activos. De hecho, como una formalidad y para evitar recelos, invitaron a funcionarios de la Casa Rosada, que no habían confirmado su presencia.
Los gobernadores intentan maniobrar sin la tutela de Olivos. Su enlace oficial es el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, al que cuestionan puertas adentro. Hablan muy poco con la presidenta Cristina Kirchner. Algunos volvieron a mantener una conversación con ella, cara a cara, el martes pasado, después del acto en el que anunció una suba en las jubilaciones.
Los ministros de Economía tienen previsto juntarse hoy por segunda vez, después del primer encuentro de la semana pasada. La invitación se cursó a todas las gobernaciones, sin distinción política, y había aseguradas por lo menos 16 asistencias. Entre los que confirmaron están algunos opositores a la Casa Rosada, como el ministro de Hacienda y Finanzas de Corrientes, José Enrique Vaz Torres, que, al igual que el gobernador Ricardo Colombi, blandió en público la amenaza de emitir cuasi monedas si se hace imposible hacer frente a los salarios en marzo.
El borrador de la agenda, que anticiparon distintos funcionarios a LA NACION, es complejo: coordinación de la estrategia salarial, política tributaria y endeudamiento. La preparación de las citas se maneja con hermetismo. De hecho, la intención era que no trascendiera, al menos hasta que ocurriese, el almuerzo del 31 de enero, en el comedor de la Asociación Sueca, cuando coincidieron Silvina Batakis (Buenos Aires), Néstor Grindetti (Capital), Ricardo Aredes (Catamarca), Marcelo Costa (Mendoza), Carlos Parodi (Salta), Diego Valiero (Entre Ríos) y Marcelo Alons.
Esta cumbre, que finalmente se realizaría en un restaurante céntrico, barajó como opción original el emblemático Consejo Federal de Inversiones, un edificio que supo ser la meca de la “liga de gobernadores”. La sala del séptimo piso, con escudos de las provincias sobre la pared y una mesa oval en el centro, fue testigo de pactos secretos y las más feroces desavenencias.
Hasta ahora, los gobernadores unificaron táctica en el frente salarial: esperan que “mueva” el Gobierno para luego avanzar en las paritarias de cada distrito, aun cuando los gremios se vuelvan virulentos. Según reconocieron desde distintas administraciones, no establecerían un mismo porcentaje porque las realidades difieren, al igual que los sueldos y los aumentos otorgados en el último año, aunque ninguna analiza un alza superior a 25%.
En la cruzada para contener la inflación, la mayoría de los gobernadores marcó una postura dura, en sintonía con Cristina Kirchner. “Serán cerrados los comercios que no respeten los precios”, advirtió Luis Beder Herrera, el gobernador de La Rioja. En Entre Ríos, se conformó una unidad operativa conformada por dependencias del Estado y organizaciones sociales para vigilar los productos.
Uno de los temas que sobrevolaron estos días, por teléfono, fue la versión de que la Casa Rosada no avalaría que tomen deuda en dólares. Sin otras opciones, en los últimos dos años varias provincias recurrieron a los bonos dólar-linked, que con la brusca depreciación del peso registraron aumentos de hasta 60%, según la fecha en que hayan sido emitidos. “Sería una pésima señal”, indicó un ministro provincial a LA NACION.
Para peor, en marzo vence la prórroga del acuerdo para la refinanciación de las deudas que mantienen las provincias con la Nación, que asciende a 75.000 millones de pesos. El Gobierno, que viene aplazando desde 2010 ese pasivo, en diciembre resolvió hacer una auditoría trimestral antes de conceder un nuevo período de gracia.
El más fuerte impulsor de los encuentros es Daniel Scioli. El gobernador bonaerense abona en su camino hacia la pelea presidencial la alianza con sus colegas. “Es una jugada hábil para tener a todos abrazados”, deslizan en otra administración.
Habrá que ver hasta dónde ese interés no hará mella en los acuerdos, sobre todo cuando hay varios mandatarios en la danza de aspirantes: el entrerriano Sergio Urribarri y el salteño Juan Manuel Urtubey, por el PJ, y Mauricio Macri, de Pro.
Esa convivencia marcará el pulso y el volumen de las reuniones. Algunos sueñan con agitar allí asuntos de más largo plazo, como la coparticipación. Y la idea es darle una impronta institucional.
Los gobernadores volverán a verse para una “foto de familia” en un escenario distendido, el 8 y 9 de marzo, en Mendoza. Allí los unirá la Fiesta de la Vendimia. Y algunas cosas más.
Fuente: lanacion.com.ar