Uno de los principales ejes en la campaña del oficialismo nacional fue la obra pública y, como crítica, una de las principales acusaciones desde la oposición fue que “el pavimento no se come”, en referencia a los índices de pobreza y a que es más urgente atender el hambre. Una premisa que es correcta, pero que nos hace ver cómo los argentinos nos hemos acostumbrado a que es una cosa o la otra, sin ver que las dos resultan importantes en cuanto a que se trata de salubridad.
El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) publicó el informe alarmante “Derecho a un hábitat digno en la infancia” en el que determinó que la mitad de los niños vive en un medio ambiente contaminado e inseguro donde sucede al menos una de estas situaciones: proximidad a fábricas contaminantes, basurales, quemas de basura o plagas. Lo más preocupante, al menos para los que vivimos en Tucumán, es que la provincia encabeza el ranking nacional en déficit de infraestructura.
“La estadística muestra una brecha entre los trabajadores marginales (61%) y los estratos medio profesionales, donde sólo sucede en el 17,9% de los hogares; mientras que también hay brecha en las zonas siendo el área del gran Tucumán donde hay mayor contaminación con un 75,9%”, señala el informe.
En relación a la infraestructura barrial, el déficit de al menos un servicio público (desagüe, vereda, pavimento, recolección de basura o alumbrado) es también muy elevado en el gran Tucumán (78%) y en el Conurbano bonaerense (57,2%), mientras que en la Ciudad de Buenos Aires baja a 12,5%.
Los tucumanos hemos sufrido con especial dureza lo que implica el éxodo de la población, cuando producto del cierre de los ingenios en la década del 60 alrededor de 200.000 comprovincianos tuvieron que emigrar de nuestra provincia en búsqueda del trabajo, que se le negaba en su lugar de nacimiento. Muchos de ellos fueron a engrosar las llamadas villas miserias del gran Buenos Aires y de otras provincias del centro del país.
Prioridades
El gobierno gasta en publicidad la exorbitante suma de $770 millones de pesos. De ese total, $420 millones figuran en el presupuesto 2.019 votado a finales del año pasado, y los $350 millones restantes los sumó el Gobierno por el decreto 738/3 del 19 de marzo de este año, un poco más de un mes antes de las elecciones provinciales del 9 de junio pasado. Por otro lado, según cálculos realizados a partir de datos oficiales, el monto aproximado destinado a los comedores escolares de nivel primario es apenas de casi $218 millones, es decir menos del 30% de lo que gastan en publicidad.
Sin lugar a dudas las prioridades son eso: cosas urgentes que se deben atender y quizás ocupar menos recursos a mostrar qué es lo que se hace.
Es ilusorio aspirar a crecer de forma inmediata, pero no imposible iniciar la recuperación en algún momento del año próximo, sin perder de vista que el éxito de la política provincial está atada en gran medida al éxito de las decisiones del gobierno nacional. Una estrategia de política económica que busque recuperar el crecimiento debe ser integral e incluir elementos claves. El primero es una acción urgente en materia de política social que alivie las fuertes carencias de los sectores más golpeados. A la luz de la exigente restricción fiscal, habrá que agudizar el ingenio para llevar a cabo con éxito esta acción reduciendo a la mínima expresión el gasto público innecesario. Este elemento es paliativo pero indispensable. El segundo debería ser un plan de reformas fiscales en orden nacional, provinciales y municipales, para favorecer el desarrollo de regiones menos desarrolladas del país como el NOA y el NEA. En ese sentido, nuestra Constitución Nacional, si bien lo establece para el tema específico del régimen de coparticipación federal de impuestos, marca sin duda el espíritu de los constituyentes del 94 de establecer un sistema tributario que sea facilitador del desarrollo armónico, solidario, justo, igual entre cada una de las regiones del país.
Una cuestión no menor de un programa económico provincial debería incluir la estrategia de desarrollo exportador de Tucumán con productos con alto valor agregado y el desarrollo integral de la actividad turística donde hay mucho por hacer en nuestra histórica provincia, comenzado por mejorar la estética y la limpieza de lugares claves.