La relación entre el Gobierno de la Provincia y el Ejecutivo Nacional ha tenido a lo largo de estos últimos años muchos vaivenes. Momentos de una mínima cercanía y otros de lanzamiento de artillería pesada.
La relación de colaboración entre las dos administraciones está muy lejos de ser positiva, al punto que las campañas proselitistas incluso se tratan de “Yo no soy como vos” o “Yo te voy a defender de ellos”.
Y en el medio está la población de Tucumán. Las obras fundamentales que deben realizarse o los costos de los servicios se han transformado en el eje de la discusión: lo que no se hace o se paga de más es culpa del otro. Recientemente, nuevamente y al parecer eternamente el sur de la provincia se vio afectado por inundaciones, las mismas de cada año, las que no se resuelven y que, dependiendo del lugar desde donde se esté parado, no se realizan por “falta de fondos para obras desde la Nación” o “porque la provincia no presenta los presupuestos para realizarlas”. ¿Quién dice la verdad?
Lo mismo sucede con los subsidios para los servicios públicos. En los últimos días se han generado declaraciones cruzadas entre funcionarios nacionales y provinciales acerca de si la provincia recibe o no dinero para el transporte público, si es un problema de cada jurisdicción o si la tarifa de energía eléctrica es responsabilidad de los ajustes nacionales o los organismos de regulación de la provincia podrían hacer algo para frenarla.
No estamos hablando de algo nuevo, históricamente en nuestro país, el de los antagonismos más absurdos, ha visto relegar o autorelegarse a poblaciones. Tucumán, la provincia que es potencia en limón, que produce azúcar, que tiene arándanos, frutillas y una destacada universidad contrasta con la de la tercera Legislatura más cara del país, la de la mayor presión fiscal, la que presenta elevados índices delictivos o la de la falta de una ley de Acceso a la Información Pública. Esta última serviría para dar claridad a muchos aspectos y poder determinar, al menos a nivel local, quién dice la verdad, porqué estamos como estamos y, fundamentalmente, cómo podemos mejorar.