23 FEB 2015 – Unos 12 millones de argentinos son pobres. Es decir, más de una de cada cuatro personas que viven en el país. Ese fue el resultado del último estudio que realizó el Observatorio de Datos Económicos y Sociales de la CGT que conduce Hugo Moyano.
Según ese relevamiento, para no ser pobre, una familia integrada por dos mayores y dos menores de 15 años necesita unos $8.200 mensuales. Para no ser indigente, la misma familia requiere $3.610, cifra que no alcanzan unas dos millones de personas en el país, según publica el diario Clarín.
El informe, titulado “La pobreza el aniquilamiento del futuro”, fue realizado con cifras relevadas hasta fines del mes pasado. El sondeo arrojó que la pobreza “se ha consolidado en sus núcleos duros” e incluso creció en un 25% respecto a 2011. Es decir que, desde que Cristina Kirchner asumió su segundo mandato al frente de la Presidencia, hay unas dos millones de personas más que cayeron en la pobreza.
Ante ese panorama, Moyano ratificó el paro nacional de los gremios de transporte para el 31 de marzo y anticipó que elevarán pedidos de aumento salarial de “más del 40 por ciento“.
Si las personas en situación de pobreza en la Argentina se pusieran en fila una detrás de otra, cubrirían 3 mil kilómetros, la distancia entre la ciudad de Buenos Aires y Ushuaia. Y en esa fila imaginaria los primeros 500 kilómetros estarían ocupados por indigentes, argentinos -hombres, mujeres, niños- que no logran alimentarse correctamente todos los días. Dicho de manera más directa: que padecen hambre.
En la Argentina el índice de pobreza sigue creciendo y ya alcanza al 28,9 por ciento, lo que implica unas 12 millones de personas que no logran cubrir la canasta básica mensual de $ 2.675. Si en el país ya pueden proyectarse unos 41 millones de habitantes, cerca de un tercio está en la pobreza.
Las cifras, cerradas a enero de este año, están contenidas en el informe “La pobreza y el aniquilamiento del futuro”, del Observatorio de Datos Económicos y Sociales de la CGT que conduce el camionero Hugo Moyano. Allí se señala que para no ser pobre, una familia de 4 personas con niños menores de 15 años necesita un ingreso diario de 272 pesos, unos $ 8.200 mensuales. La misma familia para no ser indigente, requiere al menos de un ingreso de $ 3.610 mensuales. Son dos millones de personas que están en situación de indigencia. La fila imaginaria de los que pasan hambre llegaría desde Buenos Aires hasta Santa Fe.
Estos datos están años luz del relato presidencial sobre la situación social en la Argentina, y de sus estadísticas oficiales. Según el Observatorio, en el bienio 2012/2014 la pobreza “se ha consolidado en sus núcleos duros” y ha crecido un 25% respecto de 2011. Es decir, desde que la presidenta Cristina Kirchner asumió su segundo mandato, hay dos millones de pobres más en la Argentina. El estudio señala que aunque gran parte de la población más pobre es asistida con algún programa social y tiene un ingreso mínimo, eso no mejora su situación de pobreza ni su potencialidad para salir de la pobreza estructural.
El año pasado por orden del Gobierno directamente se canceló la difusión de los datos de pobreza e indigencia por parte del INDEC, y se dejó de informar los valores de las canastas básicas que se usaban para el cálculo y que habían levantado polémica cuando el organismo afirmó que una persona podía hacer las cuatro comidas diarias con 6 pesos. Según los datos del Gobierno la pobreza se ubicaba en torno al 5 por ciento y la indigencia en menos de 2 por ciento; serían logros gigantescos pero, probablemente por su nula credibilidad, la presidenta Cristina Kirchner nunca defendió esas cifras en público.
El Observatorio cegetista tiene dos años de existencia y es coordinado por Jorge Sola, dirigente del Seguro, que además es abogado con posgrado de Ciencias Políticas en Flacso. Aunque contradigan el relato oficial, las cifras del Observatorio de la CGT opositora no dejan de ser moderados respecto de otros estudios. Ex técnicos del INDEC han calculado que los pobres en la Argentina son más de 15 millones, más del 36 por ciento de la población.
El estudio señala que la inflación (que sitúa, también con moderación, en torno al 25%) ha tenido un papel en haber fortalecido el núcleo duro de la pobreza. Por la alta inflación han caído los salarios reales, sobre todo en el sector de empleo informal, más vulnerable y de menor capacidad de negociación, y así “resulta muy difícil, cuando no imposible, para los hogares del cuartil inferior salir de la situación de pobreza”.
Fuente: Clarín.com.ar