25 julio 2016.- La polémica por el posible uso de reservas de libre disponibilidad para pagar deuda del Tesoro con organismos internacionales crece y, según distintas voces que se suman, está lejos de terminar. Es que la maniobra del Ministerio de Hacienda de buscar fondearse mediante mecanismos que usó el gobierno kirchnerista alertó a varios economistas: dos semanas atrás, a través del decreto 834, la cartera que conduce Alfonso Prat-Gay dispuso la cancelación de deuda con organismos financieros internacionales por u$s 3952 millones a través del uso de reservas internacionales del Banco Central.
Como contraprestación, la entidad monetaria recibiría instrumentos de deuda emitidos por el Tesoro consistentes en una o varias Letras intransferibles denominadas en dólares. Sin embargo, el punto en cuestión es que la mayoría de los organismos internacionales (salvo el Club de París) desembolsan aproximadamente el mismo monto que el Gobierno debe pagarles por los vencimientos de deuda y, por lo tanto, los dólares en verdad no salen del país sino que quedan en la cuenta 2020 en divisas del Tesoro Nacional en la autoridad monetaria, que luego pueden ser vendidos por el Banco Central. En resumidas palabras, el mecanismo del “pago” a organismos internacionales no es más que una vía para el Tesoro de hacerse de pesos, necesarios para cubrir el financiamiento de este año.
Tanto el hecho político de que el decreto 834 publicado en el Boletín Oficial el 11 de julio no esté firmado por Mauricio Macri, que en ese momento estaba de viaje (y por lo tanto lo hizo Gabriela Michetti), como el económico, que demuestra la necesidades de pesos para hacer frente al déficit primario de este año, que según el Gobierno terminaría en $ 340.000 millones, son resaltados por analistas. Y profundizan las diferencias entre el Ministerio de Hacienda y el Banco Central.
De hecho, el propio presidente de la autoridad monetaria, Federico Sturzenegger, puso en duda la posibilidad de que esta operación se concrete. Según dijo, tiene que haber un pedido formal desde Hacienda, hecho que aún no ocurrió. Y que para que el Banco Central pueda liberar estos fondos para el pago a organismos debe haber reservas excedentes, límite que es marcado estrictamente por la entidad.
“Ni hoy ni en 2010 había reservas excedentes. Y las letras intransferibles ‘no revisten las características requeridas de los activos de inversión de las reservas internacionales’. Mientras la cuestión de fondo sigue siendo la misma: la necesidad de financiar un creciente déficit fiscal, ahora, producto del viraje”, sostuvo la economista Andrea Broda.
Un aspecto casi anecdótico de esta saga es que en 2010 la oposición de ese momento intimó al directorio del Banco Central a través de una carta firmada por Elisa Carrió, Federico Pinedo, Oscar Aguad y Felipe Solá a que no aceptara transferirle reservas al Tesoro, resaltando la importancia de mantener la independencia de la autoridad monetaria y la necesidad de contar con reservas internacionales para preservar el valor de la moneda. “Los tres primeros son hoy miembros del oficialismo y los argumentos por ellos esgrimidos siguen siendo tan válidos hoy como en aquel entonces”, resaltó Broda.
Según el economista Hernán Hirsch, “el Programa Financiero queda muy dependiente del éxito que pueda tener el blanqueo de activos. Si no resultara exitoso, entendemos que es muy probable que el Gobierno termine realizando alguna colocación adicional en el mercado internacional para cubrir sus necesidades financieras del año (lo cual no fue previsto inicialmente)”, reconoció.
Más allá de cómo se termine resolviendo el tema de la posibilidad de reservas internacionales para el supuesto pago a organismos, la cuestión de fondo es conseguir los pesos para cubrir el déficit fiscal.
Fuente: / cronista.com.ar