Con el cambio de año continuó la gradual reducción de las comisiones que los comercios les pagan a las tarjetas de crédito y débito por operar con ellas. El año pasado luego de una larga pulseada entre las cámaras comerciantes y los comercios, se acordó que desde 2017 y hasta 2021 se llevará adelante este recorte de los cargos.
Según recordó la Secretaría de Comercio ayer, la primera baja se produjo el año pasado y fue de 50 puntos básicos para compras con crédito. Ahora, las comisiones pasaron de 2,5% a 2,35% para compras a plazo. En tanto, para pagos con débito el arancel se redujo en apenas 1 punto porcentual, para pasar de 1,2% a 1,1%.
“En marzo de 2017 se estableció una reducción gradual de los aranceles máximos que pagan los comercios que ya fue implementada”, dijo en un comunicado de prensa el Secretario de Comercio, Miguel Braun. Y señaló que este es el segundo paso de esa reducción que continuará los próximos años hasta llegar a los valores acordados, en el marco de una mayor competencia que permitir que los comercios obtengan comisiones menores, más alternativas de financiamiento y mejores servicios.
La pelea entre las licenciatarias de las tarjetas de crédito y las principales cámaras comerciales había comenzado a mediados de 2016, con un intento de modificar la legislación sobre los plásticos en el Congreso. En marzo pasado, se produjo el acuerdo, que fue suscrito en el Ministerio de Producción y firmado por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) y la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y las empresas Prisma (licenciataria de VISA), First Data (licenciataria de Mastercard), Cabal, Tarjeta Naranja, Italcred y Tarshop.
Cuando finalice esta reducción, dentro de tres años, lo máximo que podrán cobrar las tarjetas por transacción será de 1,8% por operaciones por crédito y de 0,8% por aquellas con débito.
En el mismo momento que se firmó el acuerdo sobre la reducción de los aranceles, los 14 bancos que componen la empresa Prisma Medios de Pago poseedora del 80% del parque total de tarjetas de crédito y del 72% de las de débito anunciaron un proceso de “desinversión” para eludir los cargos por “abuso de posición dominante”, que había sido marcado por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia previamente.
Luego, en septiembre, este organismo aceptó el compromiso de la compañía de vender el 100% de su paquete accionario y de no permitir que más de un banco que opere en el país sea accionista mayoritario.
La compañía a su vez se comprometió a no comercializar otra marca de tarjetas de crédito hasta que haya otra empresa en el mercado que comercialice la marca Visa; y aceptó la prohibición de prestar sus servicios (de procesamiento de tarjetas de crédito y otros) de forma no discriminatoria a posibles competidores.
A su vez, el compromiso obliga a Prisma a discontinuar su servicio de transferencias inmediatas, lo que permitir que ese servicio sea brindado por un proveedor independiente que asegure que otros medios de pago alternativos y competidores puedan desarrollarse en forma no discriminatoria.
Así, según el Gobierno, se rompe la integración vertical entre bancos emisores y empresa adquirente, como la integración horizontal entre los bancos emisores. Esto permitir el ingreso de nuevas empresas en el mercado de tarjetas de crédito y mejora el sistema en general, destacaron.